viernes, 13 de junio de 2008

Cortes en la ciudad

Tenía una entrevista. Pero me quedé dormida y llegaba tarde, así que subí rápido al primer taxi que pasó. Me iba peinando y acomodaba las cosas mientras avanzábamos a paso de burrito cordobés.
- Adecéntese - decía la abuela.
En el asiento de atrás hubiera podido hacerme brushing, la planchita y maquillarme como la señora Mirtha Legrand.
El taxista con la radio a todo volumen, mientras se acomoda los anteojos, dice tranquilo:
- Toda la ciudad está igual.
Él entiende del tema: su vida es manejar por esta ciudad pero para mí que vivo en la facu o estudiando esto me desepera: el reloj marca cada vez más y adelantamos unos centímetros.
- Acá las calles son de la gente y no de los autos - dice, casi filosófico.
Unos 20 minutos después, le pago 12$, me bajo tres cuadras antes y llego, tarde, a la entrevista.

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