viernes, 2 de mayo de 2008

No calco sobre el vidrio

La ciudad se puede leer como un dragón dormido, pero su bocanada de fuego surge fácil, casi sin querer.
Buenos Aires no es solamente la ciudad de la furia, es también la de los desterrados que vienen a vivir aquí por distintas razones. Yo vine de un pueblo de la provincia, no tenía mucha opción, si me quedaba tenía que casarme con un compañero del colegio o con el ex de una amiga. La urbe era, por lo menos, una oportunidad para intentar otra cosa.
Si vine para acá y no me va bien, me fui de la rutina y me escapé de una vida calcada. Si vine y logro alguno de mis objetivos, algo de mí puede tener valor. Para mí misma, que es lo único que importa.
Por ahora estudio y salgo. Recorro esta región de anónimos y vuelco mi destino hacia un rumbo. No sé qué pasará mañana. Bueno, mañana, sí que sé: porque es sábado.

2 comentarios:

yo dijo...

en buenos aires a nadie le va bien. pero igual nos quedamos.

Luz Metropolitana dijo...

Es un poco difícil contestar por una cuestión de pronombres.
Yo/no sé/digo/yo.
Si te quedás en Buenos Aires, todavía puede irte bien.
Si te vas,(te)fuiste.